En el rellano abundan los fresnos, olmos, álamos,
sauces, chopos y milanos; la bergaza en los márgenes de los ríos; el
verde musgo en las altas peñas: la fronda de los helechos y las juncadas
y frescales: el durillo, rablacan y madre selva entrelazados con los
numerosos zarzales que vallan casi todas las paredes de las fincas
segables y labores de regadío; variados arboles frutales, moreras y
nogales en las huertas con sus rosaledas, y por doquier multitud de
matizadas florecillas, que al mezclarse y juntar sus bellos colores, en
el mullido césped, forman una alfombre natural superante en hermosura a
otros engalanados paisajes provinciales de encantador aspecto. Respirase
perfumado ambiente merced al aroma exhalado por rosas y flores de
huertas y jardines, asociado a que traen los aires procedentes de la
ajedrea y tomillos de los ribazos. Y con virtudes medicinales hay tantas
y para tan distintos usos, que no sabemos enumerarlas: artemisa, árnica
montana, beleño, cosuenda, corazoncillo, líquenes, llantén, te español,
violeta, hiedra terrestre, campanelas, flor de sauco, malva, manzanilla,
berbena, manrubio, sanguinaria, cantueso, espliego, ruda de calar,
tusilago…en fin: media botánica curativa de Linneo
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