PAISAJES

Por bajo de los 1750 metros se presenta el haya en La Aranzana. Abieco. Hoyo del Mogote en Aldehuela y Fuente del Haya en Valdeavellano, con espesos matorrales que crecen extensamente entre, brezos, retamas, espinos, zarzamoras, estepas, endrinos, manjuelos y acebos, no faltando algunos maguillos, tejos, mostajos, servales, tilos y contadisimos pinos alvares, para completar con los robustos robles negrales y pocas encinas el vuelo arbóreo y arbústico de sus selváticas laderas. El avellano, cuya especie debió abundar antiguamente para que el pueblo mas importante se llame <<Valle del Avellano>> hoy por alterada composición Valdeavellano, aunque lo hemos hallado y se ve en casi todos los términos que componen la jurisdicción, es ya en relativas proporciones de escasez.



En el rellano abundan los fresnos, olmos, álamos, sauces, chopos y milanos; la bergaza en los márgenes de los ríos; el verde musgo en las altas peñas: la fronda de los helechos y las juncadas y frescales: el durillo, rablacan y madre selva entrelazados con los numerosos zarzales que vallan casi todas las paredes de las fincas segables y labores de regadío; variados arboles frutales, moreras y nogales en las huertas con sus rosaledas, y por doquier multitud de matizadas florecillas, que al mezclarse y juntar sus bellos colores, en el mullido césped, forman una alfombre natural superante en hermosura a otros engalanados paisajes provinciales de encantador aspecto. Respirase perfumado ambiente merced al aroma exhalado por rosas y flores de huertas y jardines, asociado a que traen los aires procedentes de la ajedrea y tomillos de los ribazos. Y con virtudes medicinales hay tantas y para tan distintos usos, que no sabemos enumerarlas: artemisa, árnica montana, beleño, cosuenda, corazoncillo, líquenes, llantén, te español, violeta, hiedra terrestre, campanelas, flor de sauco, malva, manzanilla, berbena, manrubio, sanguinaria, cantueso, espliego, ruda de calar, tusilago…en fin: media botánica curativa de Linneo



Díganos el lector si no será de agradable contemplación El Valle con el marcado verdor de tanta especie arbórea y hojas de su ramaje. Y si a esto se agrega tan abundante y matizada florescencia, campo abonado para la activa industriosa abeja, encontrará justificada así la afirmación, comparando el paisaje de El Valle a los tan celebrados de Suiza, como la hermosa descripción que le sigue y en la que campanea su elevado estilo.



VE AL VALLE, PORQUE SI VAS VUELVES, SEGURO!!!